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Las fiestas navideñas se viven de forma intensa, ya que propician los reencuentros con la familia y los amigos e invitan a revivir costumbres y tradiciones en las que la comida adquiere un importante protagonismo.
Dichos compromisos familiares, sociales y laborales hacen que nuestro patrón alimentario habitual varíe mucho. Tenemos por costumbre celebrar realizando comidas copiosas, abundantes, hipercalóricas, ricas en grasas, azúcares y bebidas alcohólicas.
No debemos privarnos del placer de disfrutar de la comida, pero las fiestas no deben convertirse en la excusa ideal para cometer excesos.
¡Comer bien no significa comer mucho!
Además, estos excesos suelen ir acompañados de una disminución de la actividad física (se está de vacaciones, la hora de madrugar cambia, las sobremesas se alargan,…).
¡Y hay que recordar que el cuerpo almacena el exceso de calorías en forma de grasa corporal! ¡Es muy frecuente acabar las Navidades con 1-2 Kg extras!
Para evitar posibles problemas de salud, es importante intentar disfrutar de las fiestas de una forma más sana y equilibrada siguiendo algunas recomendaciones:
- Intentar mantener el equilibrio alimentario. Programar bien los días en los que habrá algún extra e intentar comer equilibradamente el resto de días
- No saltarse comidas. No es recomendable ni saludable llegar a la comida o cena con un ayuno de muchas horas
- Comer con moderación, no es necesario excederse con las raciones ni repetir
- Planificar los menús con antelación teniendo en cuenta el número de comensales. Evitar las sobras cocinando de más
- Intentar mantener los horarios habituales de las comidas, si se nos pasa la hora tenderemos a comer más
- No olvidarse de las verduras y hortalizas, pueden constituir un entrante navideño muy recomendable para saciar un poco el apetito y facilitar la digestión. No es necesario que todos los platos del menú sean excesivamente grasos
- Moderar la ingesta de dulces (turrones, mazapanes, barquillos, mantecados,…). No dejar de tomar fruta, puede ser un postre muy saludable
- Comer despacio, masticar bien los alimentos. Si comemos deprisa la señal de saciedad llega tarde al cerebro y comemos más de lo necesario
- Mantener o incluso incrementar el nivel de actividad física
- Controlar la ingesta de alcohol
A menos que haya alguna contraindicación médica,
“Se puede comer de todo pero con moderación y sentido común”
¡Feliz y sana Navidad!
Elena Salgas. Nutricionista y Farmacéutica.